miércoles, 8 de febrero de 2012

COMUNIDAD LGTB Y ADOPCION DE NIÑOS POR HOMOSEXUALES

ADOPCION DE NIÑOS POR HOMOSEXUALES

Aprobar la adopción de niños por parejas homosexuales implicaría ir contra el séptimo principio de la Declaración Universal de los Derechos del Niño, que estipula que 'El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación'', matiza el psicólogo.

La pediatra, miembro de la Asociación Española de Pediatría y de la 'European Society for Pediatric Research' (Asociación Europea para la Investigación Pediátrica), Ana Martín Ancel, coincide con Riesgo al afirmar que 'la adopción existe para acompañar a un niño que ha sido privado de su familia, y pretende darle un ámbito lo más adecuado posible para su desarrollo'.

'Un niño es un regalo, no un derecho para la utilidad de nadie', sentencia en un artículo publicado el pasado marzo en la revista mensual 'Páginas para el mes'.

Mónica Fontana, profesora de Orientación y Terapia Familiar en la Universidad San Pablo CEU de Madrid y especialista en psicología clínica y terapia familiar abunda en la idea de la necesidad de un padre y una madre, ya que 'es mejor para el niño adoptivo que su emplazamiento filial sea lo más parecido posible al de su familia biológica'.

La adopción, 'sin ser la única respuesta a la situación de desamparo del niño, con el tiempo se ha reconocido como la mejor solución, por imitar en la manera más precisa la forma en que ese niño vino al mundo y la realidad que viviría de no haber sido entregado por sus padres en adopción', subraya.
'En este sentido, la familia es indispensable para el desarrollo de cualquier ser humano. Esta relación que inicia con la familia será necesaria para el niño no sólo para su desarrollo, sino para llegar a ser él mismo', prosigue.

'En el caso de las parejas homosexuales hay un impedimento para poder satisfacer esta necesidad de todo ser humano. Si la relación entre dos mujeres o entre dos hombres es natural --como se argumenta-, ¿por qué hay una imposibilidad biológica para procrear?', se cuestiona Fontana.
'A los dos años, un niño ignora conscientemente si es varón o mujer. Esta identidad se aprenderá de los que le rodean en su infancia. Por eso el niño tiene derecho a ser formado en una familia para satisfacer uno de los conocimientos más importantes en la existencia de cualquier ser humano: ¿quién soy yo? Y, por tanto, ¿quién eres tú?', añade.
Fontana arguye además que 'está comprobada la mayor promiscuidad de la uniones homosexuales, que se rompen cuatro veces más que las heterosexuales. Imaginemos de nuevo las consecuencias sobre los niños, tan necesitados de seguridad y estabilidad, de un segundo abandono'.

'Por último, necesariamente surgirán en el niño problemas de socialización. Lo quieran o no, las uniones homosexuales serán siempre minoritarias y los niños adoptados por ellas, por muchos que se les diga, nunca podrán sentirse iguales a los demás. ¿Qué respuesta puede darse a un hijo que pregunta por qué sus amigos tienen un papá y una mamá? O bien, ¿qué es una mamá?', apostilla.

La Asociación Española de Pediatría también se ha manifestado reiteradamente sobre esta cuestión. Y ha sido contundente: 'Un núcleo familiar con dos padres o dos madres es, desde el punto de vista pedagógico y pediátrico, claramente perjudicial para el armónico desarrollo de la personalidad y adaptación social del niño'.
En un artículo publicado en el diario ABC el 18 de octubre de 1994, el psicopedagogo Bernabé Tierno afirmaba que 'a los homosexuales hay que aceptarlos como son y tienen tanta dignidad como el primero. Pero deben darse cuenta de que este experimento se sale mucho de la norma y es arriesgado. Es bastante fácil que esa criatura , educado por homosexuales o lesbianas, se sienta condicionado por el ambiente (el niño es una esponja hasta los siete u ocho años; lo aprende todo). Y por otro lado, distinto en un mundo en que predomina la heterosexualidad. Hay que pensar que decidirán por él unas personas que mediatizarán su vida', apostilla.
¿Qué dicen los estudios efectuados al respecto? 'Desgraciadamente, no contamos en la actualidad con estudios, desde el punto de vista empírico, cuyos resultados sean generalizables y aceptados por todos', asegura Fontana.
'Hace poco más de un año, la Academia Estadounidense de Pediatría publicó en su revista 'Pediatrics' una declaración por la que apoyaba el derecho de homosexuales y lesbianas de adoptar a los hijos de su compañero, alegando que 'los niños nacidos o adoptados por un miembro de la pareja del mismo sexo, merece la seguridad de dos padres legalmente reconocidos''.
Sin embargo, según la especialista, 'para invalidar los resultados de estos estudios, basta con revisar los errores de la metodología empleada'.
En los análisis realizados después del año 2000, informa, 'se ha comprobado que la atracción sexual hacia personas del mismo sexo al llegar la adolescencia es del 60% más en los niños adoptados por padres homosexuales o lesbianas'.
LGBT
son las siglas que designan colectivamente a lesbianas, los gays, los bisexuales y las personas transgénero. En uso desde los años 90, el término «LGBT» es una prolongación de las siglas «LGB», que a su vez habían reemplazado a la expresión «comunidad gay» que muchos homosexuales, bisexuales y transexuales sentían que no les representaba adecuadamente.[1] Su uso moderno intenta enfatizar la diversidad de las culturas basadas en la sexualidad y la identidad de género, y se puede aplicar para referirse a alguien que no es heterosexual, en lugar de aplicarlo exclusivamente a personas que se definen como homosexuales, bisexuales o transgénero.[1] [2] Para dar cuenta de esta inclusión, una variante popular incluye la letra Q de queer (ej, “LGBTQ”) para aquellos que no estén específicamente representados por LGBT, como los pansexuales, intersexuales, etc. Las siglas se han establecido como una forma de auto-identificación y han sido adoptadas por la mayoría de comunidades y medios de comunicación LGBT en muchos países de habla inglesa.[3] [4] Sin embargo, no son del agrado de todos a los que literalmente engloba.[5] Por un lado, algunos intersexuales quieren ser incluidos en el grupo LGBT y preferirían el término «LGBTI».[6] Por otro, ciertos individuos de un grupo pueden sentir que no tienen ninguna relación con los individuos de los otros grupos englobados y encontrar ofensivas las persistentes comparaciones.[7] Algunos defienden que las causas transgénero y transexuales no son las mismas que las de los homosexuales y bisexuales.[8] Esto encuentra su expresión en la corriente del «separatismo gay y lésbico», que mantiene que las lesbianas y los gays deberían formar una comunidad distintiva y separarse de los otros grupos que normalmente se incluyen.[7] [9] Otras personas tampoco ven con buenos ojos el término ya que creen que las letras son demasiado políticamente correctas, un intento de categorizar diversos grupos de personas en una zona gris, que implica que las preocupaciones y prioridades de los grupos principales representados reciban la misma consideración.[8] [10]

Edad antigua

Al abordar el estudio en la antigüedad hay que tener en cuenta que no se puede aplicar el concepto moderno de homosexualidad y es más acertado hablar de «prácticas homosexuales», ya que lo más corriente era la bisexualidad. En la antigüedad el matrimonio no sólo era una institución basada en el amor y el apoyo emocional, además era un medio de obtener beneficios, teniendo descendencia para asegurarse el futuro en la vejez, realizar alianzas políticas y transferir patrimonio, así como un medio de incrementar el poderío militar de la comunidad por medio de la prole. Por lo que el matrimonio era una obligación y la homosexualidad exclusiva un lujo que muy pocos se podían permitir. También hay que tener en cuenta que el juicio social hacia los actos sexuales no se basaba en la orientación sexual o el género de la pareja. En cambio solía haber una diferencia en la consideración de los papeles, activo o pasivo, en el sexo anal. Se asociaba el papel activo a la masculinidad, mientras que el papel pasivo se asociaba a la feminidad, o falta de hombría; por lo que este último papel solía estar mal visto socialmente.[3]

MESOPOTAMIA
Se como con muchachos.[4] En la civilización sumeria (3000 a. C.) se registra la existencia de unos describen prácticas homosexuales masculinas ya desde el periodo sumerio tanto entre hombres sacerdotes-cantores llamados assinu que significaba literalmente ‘hombre útero’, lo que se interpreta como homosexual. En Babilonia (2100-560 a. C.) también se documenta la existencia de la homosexualidad, que era considerada algo corriente y no se condenaba.[4] Por ejemplo en el relato épico de Gilgamesh se muestra una relación erótica del héroe con su compañero Enkidu. Había cierta conexión entre prácticas sexuales (también homosexuales) y religión. Hay constancia de que algunos sacerdotes de Ishtar eran homosexuales y que participaban bailando travestidos en determinados ritos. En algunos templos babilónicos existía prostitución masculina sagrada, similar a la ejercida en la India hasta la época moderna, aunque el resto de la prostitución masculina no estaba bien vista.[4]
MATRIMONIO HOMOSEXUAL, GRAN POLÉMICA
Visto anteriormente el matrimonio es consentido por una pareja heterosexual, no considerada como una norma sino como un modelo que adoptado de generación en generación desde inicios de la concepción del hombre tal como lo señala la Biblia y la historia de diversas culturas que ya hemos señalado.
A pesar de ello desde la presencia del homosexual, ha luchado por sus derechos y deberes dentro de la sociedad; y aunque desde un principio fueron rechazados, discriminados y eran pocos los que asumían abiertamente su realidad podemos ver ahora el producto de su lucha. Los homosexuales sabían lo que se acontecían cuando argumentaban que lo que sucedía entre adultos libres de elegir no es asunto de nadie más. Sin embargo desearon convertirlo en asunto de todo el resto del mundo requiriendo a otros la aprobación de sus uniones y un tratamiento similar al que dispensan a cualquier otra unión, tanto legalmente como en la práctica social.
Los homosexuales han conseguido introducir "lobbies" en casi todos los centros de poder, cuentan con representación en casi todas las fuerzas políticas, se han convertido en grandes renovadores de los patrones estéticos de los últimos quince años y forman parte natural del paisaje urbano. En países europeos, algunos estados de Estados unidos, Canadá, entre otros países incluso Argentina como país latinoamericano; en ellos se les respeta sus derechos y son considerados al igual que el varón y la mujer dentro de la sociedad, que no pueden sufrir ningún tipo de rechazo ni discriminación pues seria penado según ley en estos mencionados países. Tan es así su lucha por la igualdad y consideraciones como cualquier ciudadano de la sociedad que hoy cuentan con sólidas organizaciones, en asociaciones, federaciones; contando con consejeros de variadas profesiones en búsqueda de la afirmación de sus demandas que no siempre son acogidas, sobre todo en países como que poseen nuestra religión.
Los reclamos familiar de lo homosexuales buscando la legalidad del matrimonio, que causo una gran polémica en la sociedad pero que dio resultado en los países como Dinamarca, en 1989 y Noruega en 1993 que legislaron la unión de los homosexuales creando un derecho para el régimen matrimonial y lo mismo sucedió en el Parlamento Europeo, el 8 de Febrero de 1994. Todo éste acontecimiento provoco la mortificación del Papa, que considero un desorden moral y señalo:
"La unión entre dos hombres o dos mujeres no puede constituir una verdadera familia. Menos aún se puede atribuir a tal unión el derecho de adopción de hijos privados de familia, pues a estos hijos se les aporta un grave y peligroso daño, ya que en esta "familia suplente" ellos no encuentran el padre y la madre; sino dos padres, dos madres"
A pesar de lo descrito por el Papa, hay países que siguieron legalizando el matrimonio de los homosexuales y seguirán sumándole países que aprobaran esta legislación. Tal es el caso de Suecia que el registro de las uniones homosexuales tomo vigencia el 1 de enero de 1995; sin embargo esta legislación excluyo la adopción y el uso de técnicas de inseminación artificial. A diferencia de Suecia, Islanda promulgo la ley intitulada Recognized Partnership, el 4 de junio de 1996, el cual admitió la adopción del hijo/a del conviviente. Al igual que Holanda cuya ley Registration of Partnership, también permitió la adopción de los hijos de su concubito o adopción por pareja y las técnicas de reproducción asistida. Como también algunos estados de Estados Unidos, que admiten el matrimonio y adopción de niños por parejas gays o lesbianas.
Es por ello que el Derecho no debe interferir en las relaciones privadas. Pueden atribuir aspectos jurídicos a estas relaciones. Pero conferir naturaleza jurídica de matrimonio a lo que no puede constituir una familia, es injusto. Tratar de la misma manera lo que es esencialmente diferente, también lo es. Una comuna podría aspirar a la consideración de familia. Una pareja homosexual, no. Por la sencilla razón de que no puede tener hijos. La negativa al matrimonio homosexual no se sustenta en ningún dogma religioso sino en la evidencia de que sólo es un matrimonio aquella institución que puede transmitir la vida. Y una pareja del mismo sexo, por más que moleste a los igualitarios frenéticos, no puede hacerlo. Un matrimonio homosexual, como un matrimonio unipersonal, es una contradicción en los términos.
·         Es de donde nace la siguiente pregunta, ¿por qué es el matrimonio una preocupación del gobierno? Existen al menos tres razones:
La primera de todas es que el matrimonio entre varón y mujer tiene el objeto de reproducirse, que no son ni adultos ni libres de elegir. El bienestar de los niños es importante tanto por su propio bien como por el bien de la sociedad en su conjunto, cuyo futuro está representado por ellos. Esta consideración obviamente no puede ser aplicada a las uniones homosexuales.
·         Segundo, varón y mujer se sitúan en muy diferentes situaciones dentro de un matrimonio. El hecho indudable de que sólo las mujeres se quedan embarazadas significa que el varón y la mujer nunca va a ser la misma, sin importar cuanto lenguaje "neutral" empleemos o cuanto hablemos, según la última moda, de como "vamos" a tener un hijo. Las leyes deben hacer a ambos igualmente responsables del niño que ella, en solitario, va a tener. De igual modo, esta consideración no se aplica a las uniones homosexuales.
·         Tercero, el tiempo tiene distintos efectos en varones y mujeres. Cuando los años transcurren y las mujeres pierden su atractivo físico, los hombres suelen estar ascendiendo en ingresos y estatus profesional. Es frecuentemente más fácil para un varón de mediana edad abandonar a su esposa y casarse por segunda vez con una "mujer trofeo" más joven, que para una mujer volver a casarse tan ventajosamente. Puesto que la mujer a menudo ha invertido años de su vida en crear un hogar y una familia, el contrato matrimonial es una manera de intentar asegurarle que su inversión no será en vano.

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